Y así, de repente y sin más, la
estancia se llenó de silencio y murmullo, de luces y sombras, de rostros expectantes que guardaban con
cautela la inmersión en un mundo de formas y color.
Apenas el leve murmullo era
perceptible a esas almas que sin remedio se habían enrolado en una caravana de
sentimientos y emociones.
Los ojos expectantes y valientes
dirigían pequeñas manos que a veces parecen estar vinculadas al corazón, a ese
pequeño rincón del mundo interior de cada uno de ellos.
Después, ruidos de risas que
conviven en armonía con los silencios más profundos emanan como una nube de
mariposas y el color lo inunda todo.
Nacen las expresiones más
sinceras, vivas y valientes de lo que será aunque aún no lo sepan… el inicio de
una aventura que les acompañará el resto de sus vidas.
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